lunes, 24 de noviembre de 2008

Europeana o las cosas del querer

Aquí va una de esas perlas que de vez en cuando no ofrece el mundo mundial. Con gran prosopeya se anuncía en los días pasados una iniciativa de museo europeo en la red, gran iniciativa para poder consultar códices, obras de arte y otras maravillas de acá y de allá que Europa invento con el paso de los años.

Pero las cosas del querer son así, de aquella manera, tanto nos gusta enredar con el dedito que el aparato a las pocas horas de comenzar, tanto clic, tanto clic, no pudó más y dijo basta.

Ahora resulta que el invento no funcionará hasta diciembre como pronto, morir de éxito es mejor que tener un gacetilla en internet y que entren solo los amiguetes, pero a mi esta historia como que me suena de algo.

Parece que olvidamos que el mundo es muy ancho, muy alto y muy abierto, y que internet con toda su anchura tiene mucha gente dándole al ratón, aunque solo sea por curiosidad innsana nos gusta entrar y mirar, aunque luego no estemos mucho rato.

Todo lo que hacemos con el ordenador, todo ese mundo virtual, en realidad tiene una cara real, un servidor que guarda datos, archivos que ocupan espacio, todo el tinglado está soportado por redes materiales que emiten señales y que consumen energía.

Sirva pues de reflexión sobre el uso que hacemos de la red, de cómo enseñamos ese uso a nuestros niños y niñas, no debemos olvidar que todo lo que vemos en el ciberespacio que decían algunos no hace tanto tiempo tiene sustancia real, existe aunque no seamos conscientes de ello, aspecto este que deberíamos cuestionarnos y plantearnos.

¿Dónde están alojadas nuestras fotos de las vacaciones? ¿El correo electrónico de esa chavala estupenda en qué remoto lugar duerme hasta mejor ocasión? ...

Para saber la historia de un comienzo con rápido fin [hacer clic aquí para leer más]

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