Los jugones, que somos muchos y aquí uno que suscribe el primero de todos, nos encanta dedicar mucho o poco tiempo al noble arte de perder(¿seguro?) el tiempo jugando con el ordenador.
Como es afición de antiguo esto del jugar, la llegada de lo "on line" abre millones de posibilidades de perder aún más tiempo.
Me da por pensar sobre esta cuestión como maestro de criaturas con menos experiencia en el mundo que uno mismo, aprender, lo hacemos siempre pero los años, aunque nos pesen en otros sentidos, nos dan una visión más amplia de la vida.
Todo lo anterior viene a colación de algunos juegos que están en la red, son tan inofensivos como cerrar el navegador y dedicarte a otra cosa, pero si bien los que ponemos en la play o similar tienen un código de advertencia, con mayor o menor éxito, al menos orientan a quien paga (casí siempre papá o mamá tecnofóbicos de origen).
He estado jugando a un sencillo juego en internet, el fín último, como todo juego desde que se invento esto de los juegos de ordenador, es pasar al siguiente nivel, sumar muchos puntos y, por supuesto, hacerlo a toda mecha. Lo peculiar de juego de marras es que se trata de lanzar granadas, claro de las que explotan, las otras son sabrosas pero poco fotogénicas a efectos lúdicos ... es obvio que al explotar alguien sale por los aíres.
Si se tratase de aprender el tiro parabólico, cálculo del ángulo de lanzamiento, etc., etc., pues todavía tendría un pase, pero quién piensa en esas cosas con juego tan super molón como este que relato.
En fin, el mundo gira en la dirección equivocada, o igual, soy yo.
(Para lo golosos, no voy a poner el enlace. Premio para quien comente algo de esto o de cualquier otra cosa, ¿esto era un blog, verdad? Debe ser muy aburrido, sigo en dirección contraria, otra obviedad)
No hay comentarios:
Publicar un comentario